Según el doctor Seligman, las
emociones positivas y negativas se pueden distinguir en función de la medida en
que preparan para realizar transacciones ganar-perder o ganar-ganar, o juegos
de suma cero y de suma no cero. Desde el punto de vista evolutivo, emociones
negativas como el miedo o la ira son nuestra primera defensa contra las
amenazas. De esta manera, el miedo y la ira nos avisan de un peligro probable o
de un daño inminente. Las emociones negativas nos concentran en el origen de la
amenaza y pueden dar lugar a dos tipos de respuesta: la lucha o la huída. Las
emociones negativas nos preparan para juegos de suma cero donde hay un ganador
y un perdedor y donde la cantidad a perder y a ganar es la misma, por lo que no
se obtiene beneficio neto de la transacción. De diferente forma, las emociones
positivas como el placer o la satisfacción nos dicen que está sucediendo algo
bueno. Las emociones positivas expanden nuestra atención y nos permiten ser
conscientes de un entorno, tanto físico como social, más amplio. Esta atención
expandida nos prepara para que estemos abiertos a nuevas ideas y seamos más
creativos que de costumbre. Las emociones positivas ofrecen oportunidades de
establecer mejores relaciones y ser más productivos. Las emociones positivas
nos preparan para juegos ganar-ganar o de suma no cero, donde las dos partes
concluyen la transacción teniendo más que al principio.
De este análisis se desprende
con claridad que las emociones negativas facilitan el pensamiento crítico y la
toma de decisiones de carácter defensivo y muy concentrado donde el objetivo es
descubrir lo que está mal y eliminarlo. En cambio, las emociones positivas
facilitan el pensamiento tolerante, creativo y la productividad. Los estudios
del “realismo depresivo” confirman que las personas deprimidas evalúan con más
precisión sus propias aptitudes, tienen un recuerdo más preciso de los sucesos positivos y
negativos y son más sensibles a la información relacionada con riesgos. En
cambio, las personas felices sobreestiman sus aptitudes y recuerdan más los
sucesos positivos que los negativos, pero toman mejores decisiones al planificar
su vida porque usan estrategias importantes, como buscar información con
riesgos para la salud y se arriesgan ampliando su zona de confort con todas las
posibilidades que esto conlleva.
Cultivar unas u otras
emociones está en tus manos.
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