La gran velocidad de la vida
moderna y la preocupación por el futuro pueden empobrecer el presente. Gran
parte de los avances tecnológicos – desde telefonía a internet – se centran en
realizar más tareas y con mayor rapidez. El ahorro de tiempo va relacionado al
elevado valor que otorgamos al hecho de ser previsores con el futuro. Esto
llega a ser tan insidioso, que incluso en la conversación más irrelevante
dejamos de escuchar para planificar un réplica ingeniosa. Ahorrando tiempo y
planificando el futuro, perdemos las amplias posibilidades del presente.
Fred B. Bryant y Joseph Veroff,
de la Loyola University, son fundadores de un área denominada saboreo. Junto con la atención plena, se
hace eco de las venerables tradiciones del budismo y nos permite reivindicar el
presente.
Para estos autores saborear es la
conciencia del placer y a atención consciente y deliberada ante la experiencia
de éste.
Cinco técnicas que favorecen el
disfrute son:
·
Compartir con otras personas. Busca a otras personas con las que
compartir la experiencia y a las que contarles el valor otorgado a ese momento.
Se trata del indicador más potente del nivel de placer.
·
Guardarlo en la memoria. Toma fotografías mentales y llévate un
recuerdo físico del acontecimiento y rememóralo más adelante con otras
personas.
·
Autoelogio. No temas el orgullo. Dite cuán
impresionados están los demás y recuerda cuánto tiempo has esperado para que
esto ocurra.
·
Agudizar la percepción. Centrándote en ciertos elementos y
omitiendo otros. Ej. Cuando escuches música de cámara cierra los ojos
·
Ensimismamiento. Permanece completamente atento e intenta
no pensar, sino solo sentir. No pienses en lo que debería hacer ni te preguntes
que ocurrirá a continuación, ni te plantees formas de mejorar el momento.
Todas estas técnicas respaldan
los cuatro modos de disfrutar: solazarse (recibir felicitaciones y elogios);
agradecer (expresar gratitud por las bendiciones); maravillarse (perder la
individualidad en el asombro del momento) y deleitarse (complaciendo los
sentidos). Si has leído todo esto por encima, quiero que detengas aquí mismo;
de hecho, te lo pido encarecidamente. Saborea lentamente y con cuidado cada
palabra del siguiente párrafo:
Más descenderé de este espacio etéreo,
de esta paz blanca y ligera, esta exultación punzante;
y el tiempo se cerrará a mi
alrededor; y mi alma se agitará siguiendo el ritmo de la ronda diaria.
No obstante, sabiéndolo, la vida
no será tan apremiante, y siempre sentiré que el tiempo se deshilvana poco a
poco;
puesto que en una ocasión me
encontré
en la presencia blanca y ventosa
de la eternidad.
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