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lunes, 23 de febrero de 2015

El saboreo

La gran velocidad de la vida moderna y la preocupación por el futuro pueden empobrecer el presente. Gran parte de los avances tecnológicos – desde telefonía a internet – se centran en realizar más tareas y con mayor rapidez. El ahorro de tiempo va relacionado al elevado valor que otorgamos al hecho de ser previsores con el futuro. Esto llega a ser tan insidioso, que incluso en la conversación más irrelevante dejamos de escuchar para planificar un réplica ingeniosa. Ahorrando tiempo y planificando el futuro, perdemos las amplias posibilidades del presente.
Fred B. Bryant y Joseph Veroff, de la Loyola University, son fundadores de un área denominada saboreo. Junto con la atención plena, se hace eco de las venerables tradiciones del budismo y nos permite reivindicar el presente.
Para estos autores saborear es la conciencia del placer y a atención consciente y deliberada ante la experiencia de éste.
Cinco técnicas que favorecen el disfrute son:
·         Compartir con otras personas. Busca a otras personas con las que compartir la experiencia y a las que contarles el valor otorgado a ese momento. Se trata del indicador más potente del nivel de placer.
·         Guardarlo en la memoria. Toma fotografías mentales y llévate un recuerdo físico del acontecimiento y rememóralo más adelante con otras personas.
·         Autoelogio. No temas el orgullo. Dite cuán impresionados están los demás y recuerda cuánto tiempo has esperado para que esto ocurra.
·         Agudizar la percepción. Centrándote en ciertos elementos y omitiendo otros. Ej. Cuando escuches música de cámara cierra los ojos
·         Ensimismamiento. Permanece completamente atento e intenta no pensar, sino solo sentir. No pienses en lo que debería hacer ni te preguntes que ocurrirá a continuación, ni te plantees formas de mejorar el momento.
Todas estas técnicas respaldan los cuatro modos de disfrutar: solazarse (recibir felicitaciones y elogios); agradecer (expresar gratitud por las bendiciones); maravillarse (perder la individualidad en el asombro del momento) y deleitarse (complaciendo los sentidos). Si has leído todo esto por encima, quiero que detengas aquí mismo; de hecho, te lo pido encarecidamente. Saborea lentamente y con cuidado cada palabra del siguiente párrafo:
Más descenderé de este espacio etéreo, de esta paz blanca y ligera, esta exultación punzante;
y el tiempo se cerrará a mi alrededor; y mi alma se agitará siguiendo el ritmo de la ronda diaria.
No obstante, sabiéndolo, la vida no será tan apremiante, y siempre sentiré que el tiempo se deshilvana poco a poco;
puesto que en una ocasión me encontré
en la presencia blanca y ventosa de la eternidad.

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