Un gran sabio recibió la visita
de un empresario, un político y un intelectual, pues escucharon que era feliz. Al
verlo vieron que emanaba armonía, paz y serenidad.
El empresario le preguntó: “¿Acumulas
riquezas materiales?”. El sabio negó y confirmó: “Lo único que llevo son estas
ropas que llevo puestas”.
El político indagó: “¿Tienes
poderes sobre otros hombres?”. La respuesta fue inmediata: “El único hombre del
que soy dueño es de mi mismo”.
El intelectual quiso saber: “¿Has
alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?”. El sabio por
tercera vez, negó con humildad y dijo: “El único conocimiento que atesoro es el
que me brinda mi experiencia”.
Atónitos, los tres hombres
preguntaron: “Y entonces, ¿por qué eres feliz?”. El sabio sonrió: “La verdadera
felicidad no tiene ninguna causa. Estoy vivo y eso es lo único que preciso para
ser feliz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario