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domingo, 7 de abril de 2013

LOS DIENTES DEL SULTÁN


CUENTO: LOS DIENTES DEL SULTÁN

LOS DIENTES DEL SULTÁN O LA FORMA DE DECIR LAS COSAS

 



Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, ordenó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia Mi Señor! -exclamó el Sabio- Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido. ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y encargó que le dieran cien latigazos.

Más tarde mandó que le trajesen a Nasrudín y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

- ¡Excelso Señor! Gran felicidad le ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes. Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran a Nasrudín cien monedas de oro. 

Cuando el mullá salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

- Recuerda bien amigo mío, respondió Nasrudín, que todo depende de la forma como se dicen las cosas.

Reflexión

Lo realmente interesante de la historia, pienso que sería lo que sigue:

El ingenioso Nasrudin nos rebela que sabiendo Escuchar Activamente al Sultán era posible saber de qué forma  dirigirse a él. Debía primero captar aquello que desea el Sultán y, a partir de ahí, sin dejar de ser fiel a sí mismo, ser capaz de decirle la verdad y que además le esté agradecido.


Otra reflexión que me provoca este cuento es la diferencia que hay entre ver las cosas de una forma y de otra.  

Si somos capaces de, ante una misma situación, ver la parte positiva en vez de la negativa, tendremos mayor probabilidad de obtener ganancias.  

Si por ejemplo me despiden de mi trabajo puedo pensar que todo me va a ir mal, que no encontraré un nuevo empleo, que no valgo para nada, etc..., me quedaré en casa lamentándome de mi mala suerte, pasándolo fatal y no creando ninguna ocasión de encontrar un trabajo.

O puedo pensar que a pesar de todo es una oportunidad para formarme, conocer nuevas cosas, buscar experiencias, intentar trabajar en cosas que me gustan, etc...intentaré crear una red de contactos, interesarme por nuevos proyectos y arriesgarme en algunos propios, propiciando así oportunidades para volver a trabajar.

¡Aplicad la ley de la probabilidad! Cuanto más veces lo intente más probabilidades tendré de conseguirlo.

La actitud es importante, y aunque no lo es todo sí nos ayudará a enfocar la vida de un modo más abierto y optimista.