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martes, 5 de abril de 2016

Meditación sentada: Alimentando el ámbito del ser



La práctica de la meditación sentada es muy sencilla. Tomamos conciencia de cómo la respiración entra y sale. Prestamos toda nuestra atención a la sensación de cómo entra y cómo sale; y cuando nos encontramos con que nuestra atención se ha ido a otro sitio, sea éste el que sea, tomamos buena nota de ello, nos olvidamos y, con suavidad, devolvemos nuestra atención a la respiración, a cómo se eleva y desciende nuestro estómago.
Si ya lo hemos intentado, tal vez nos hayamos dado cuenta de que la mente tiene mucho la tendencia de irse de un lado a otro. Más pronto que tarde nuestra mente se ha escapado a algún lugar… se ha olvidado de la respiración y se ha sentido atraída por alguna otra cosa.
Cada vez que nos demos cuenta de esto mientras estemos sentados, devolvamos lenta y compasivamente la atención al estómago y a la respiración sin tener en cuenta qué es lo que arrastró nuestra mente. Si se escapa la respiración cien veces, devolvámosla a ella con suavidad otras cien veces desde el momento en que tengamos conciencia de lo que o está en la respiración.
Al actuar así, entrenamos a nuestra mente a reaccionar menos y a estabilizarse más. Hacemos que cada momento cuente. Tomamos a cada momento como llega, sin dar más o menos valor a uno u otro. De esta forma cultivamos nuestra capacidad natural de concentrar la mente. Al volver constantemente hacia la respiración, nuestra concentración aumenta, de manera similar a la de los músculos que levantan repetidamente las pesas. Luchar de forma natural con la resistencia (no luchar contra ella) de nuestra propia mente entona la fuerza interior. Además, al mismo tiempo trabajamos la paciencia y el no emitir juicios. No vamos a pasarlo mal porque nuestra mente haya abandonado la respiración; con naturalidad, sencillez, gentileza y firmeza, vamos a devolverla a ella.

domingo, 14 de febrero de 2016

Consejos para las parejas

¿Qué es lo que pueden hacer las parejas para mantener encendida la llama del amor?, ¿qué es lo que mantiene a salvo la pareja? Las investigaciones realizadas sobre las parejas duraderas han llevado a los terapeutas de pareja a realizar un conjunto de recomendaciones específicas para hombres y mujeres  y otro conjunto de consejos aplicados tanto a ellos como a ellas.
En términos generales, los hombres y mujeres necesitan remedios emocionales diferentes. Los hombres no deberíamos tratar de evitar conflictos, sino que debemos intentar comprender que la llamada de atención de la pareja o sus muestras de enfado, pueden estar motivadas por el amor y por el intento de mantener la fluidez y la salud de la relación (la hostilidad también puede deberse a otros motivos). Los hombres debemos comprender que el enfado no es sinónimo de ataque personal sino mero indicador de la intensidad emocional con que las mujeres viven la relación.
Los hombres también debemos permanecer atentos y no tratar de zanjar una conversación antes de tiempo dando una solución pragmática precipitada porque, para la mujer, es muy importante que escuchemos sus quejas y empaticemos con sus sentimientos. La mujer puede interpretar este consejo como una forma de rechazo, como si sus sentimientos fueran algo que carecen de importancia. Por el contrario los hombres que, en lugar de subestimar las quejas de su pareja, permanecen con ella en pleno fragor, las hacen sentir escuchadas y respetadas. Lo que desea la mujer es que sus sentimientos sean tenidos en cuenta, respetados y valorados, aunque nos encontremos en desacuerdo. Es muy frecuente que la mujer se tranquilice cuando siente que se escucha su punto de vista y se tienen en cuenta sus sentimientos.
Las mujeres deberían hacer un esfuerzo en no formular ataques personales. Una cosa es una queja y otra cosa una expresión de desprecio personal. Las quejas no son ataques a la personalidad sino  una afirmación que una acción es inaceptable. Las agresiones personales suelen provocar la reacción defensiva y atrincheramiento del hombre, lo cual solo contribuye a aumentar la sensación de frustración y a que se continúe con la escalada de violencia. También puede ayudar que la mujer trate de formular sus quejas en un contexto más amplio sin dejar de expresar el amor que pueda sentir hacia su pareja.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Enfrentando los Obstáculos

Una influencia poderosa, a la hora de alejarnos del proceso de “permanecer plenamente en el presente” en cada momento, es nuestra tendencia automática a juzgar nuestra experiencia como inadecuada en algún sentido: es decir, que eso no debería estar sucediendo, que no es lo bastante bueno, que no es lo esperado o querido. Tales juicios pueden conducir a secuencias de pensamientos referentes a la culpa, que necesitan ser modificados, o referidos a cómo podrían, o debieran, ser las cosas de distintas. A menudo, estos pensamientos nos llevarán, bastante automáticamente, por algunos senderos completamente trillados en nuestras mentes. En este sentido, podemos perder la consciencia del momento, así como la libertad de elegir qué acción, si fuera el caso, necesita emprenderse.
Podemos recobrar nuestra libertad si, como primer paso, reconocemos simplemente la realidad de nuestra situación, sin engancharnos inmediatamente en la tendencia automática de juzgar, resolver o querer que las cosas sean de un modo diferente. El ejercicio de la exploración corporal suministra una oportunidad para practicar, simplemente, el proceso de traer una consciencia interesada y amigable al modo en el que son las cosas en cada momento, sin la necesidad de hacer algo para cambiarlas. No hay una meta a conseguir más que traer la consciencia tal como sugiero en las sesiones: lograr específicamente algún estado especial de relajación no es la meta del ejercicio.

martes, 9 de febrero de 2016

La Respiración

La respiración es la vida. Puedes concebir la respiración como un hilo o una cadena que vincula y conecta todos los eventos de tu vida, desde el nacimiento, el inicio, hasta la muerte, el fin. La respiración se encuentra siempre en todo momento, moviéndose por sí misma como un río.
¿Te has percatado alguna vez de cómo se modifica la respiración con nuestros estados de ánimo –entrecortada y superficial cuando nos encontramos tensos o enfadados, más rápida cuando estamos excitados, lenta y plena cuando nos sentimos felices, y casi ausente cuando tenemos alguna preocupación? Se encuentra allí con nosotros todo el tiempo. Puede emplearse como una herramienta, a modo de ancla, para llevar la estabilidad al cuerpo y la mente cuando elegimos deliberadamente llegar a ser conscientes de ello. Podemos sintonizar con la respiración en cualquier momento durante la vida cotidiana.
La mayor parte de las veces perdemos el contacto con la respiración: sólo está ahí, olvidada. Por tanto, una de las primeras cosas que hacemos en la reducción del estrés basado en la consciencia plena (RSBCP) es entrar en contacto con ella. Observamos cómo cambia la respiración con nuestros estados de ánimo, pensamientos y movimientos corporales. No debemos controlar la respiración. Sólo observarla y conocerla, al igual que a un amigo. Lo único necesario es observar, mirar y sentir la respiración con interés, de un modo relajado.
Con la práctica, llegamos a ser más conscientes de nuestra respiración. Podemos emplearla para dirigir nuestra consciencia a diferentes aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, relajar los músculos en tensión o enfocar la atención sobre una situación que así lo requiera. Respirar también puede emplearse para ayudarnos a afrontar el dolor, la ira, las relaciones sociales o el estrés de la vida diaria.