
En la evolución de la enfermedad, una vez producida una primera crisis e iniciado el tratamiento y la recuperación, es especialmente importante tratar de prevenir futuras recaídas o que éstas sean lo menos graves y frecuentes posible. Para la prevención de las recaídas es muy importante conocer la forma con que cada paciente suele expresar su empeoramientos. Estas señales o síntomas muy concretos y particulares de cada persona se conocen como
pródromos. Algunos son:
- Nerviosismo generalizado.
- Pérdida de apetito.
- Aislamiento acentuado; no quiere ver ni a sus amigos.
- Insomnio.
- Dificultad extrema para concentrarse.
- Tristeza extrema.
- Problemas de memoria.
- Mayor misticismo o interés por la religión.
- Sospecha que las personas se ríen de él o le menosprecian.
- Reiterativo con uno o dos temas.
- Otros.
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