Son muchos los motivos por los que los pacientes no quieren tomar la medicación. Por lo que la prescripción debe contemplar las posibilidades reales de que el paciente tome las medicinas. Algunas de las objeciones para tomar la medicación junto con las recomendaciones para que la acepten son:
- No reconocen tener ninguna enfermedad. Se trata del caso más complicado. Muchas veces no hay otra solución que esperar a que tengan una crisis y en aquellas comunidades que lo permitan o en caso de incapacitación judicial recurrir al tratamiento involuntario previo ingreso hospitalario con autorización judicial. En cualquier caso, cuando se consigue que acepte tomar la medicación es fruto de una negociación con el paciente, a través de una relación cálida y empática y nunca fruto de la amenaza o la violencia. Esto no se contradice con lo adecuado de una actitud firme por parte de los familiares: deben exponer al paciente la necesidad de que tome la medicación como un requisito imprescindible para que él mejore y la convivencia funcione.
- Se encuentran mejor y deciden dejar de tomarla. Se les debe explicar que los efectos positivos desaparecen al dejar de tomarla. Pueden usarse el ejemplo de otros pacientes como modelo de toma a largo plazo.
- No le dan ningún efecto positivo. Cuando se encuentra en una recaída sin tomar medicación, debemos tratar de que, al tomarla de nuevo, sea consciente de que es la medicación la que le devuelve a la normalidad y le alivia del sufrimiento de los síntomas.
- Les desagrada la imagen que dan de personas enfermas. Debemos hacerles ver que existen otras personas, incluso de otros colectivos, que toman diariamente la medicación sin que por ello sean menospreciados socialmente.
- Se confunden con tanta variedad de pastillas y de dosis. Se debe simplificar al máximo la dosis. En caso de carecer de personas que puedan supervisarle la dosis se ha de barajar la posibilidad de un neuroléptico depot.
- Sienten grandes molestias o efectos secundarios. Se trata de encontrar la solución óptima en cada caso, partiendo de la empatía con el paciente y nunca negando su experiencia. Además, con la regularidad en la toma, los efectos secundarios tienden a disminuir al adaptarse el organismo a los fármacos.

Profesionales y familiares deben, para favorecer la toma de medicación:
- Escuchar las razones para no querer tomar la medicación, suelen tener mucho sentido.
- Intentar convencerle mediante información y comprensión, en lugar de obligarle. Da mejores resultados a largo plazo.
- Conseguir un ambiente tranquilo y lo menos intrusivo posible para el paciente.
- Mostrarle satisfacción cada vez que tome la medicación, relacionándolo con lo bien que él se encuentra.
- (Para familiares.) Consultar con el psiquiatra tantas veces como sea necesario.
- (Para los profesionales.) Saber reconocer cuándo la medicación no produce efectos positivos que compensen los negativos y valorar un cambio de prescripción.
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