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martes, 6 de marzo de 2012

Qué sienten los familiares

Observando un cambio tan brusco en la vida de una persona como el que produce la esquizofrenia es muy difícil que quienes conviven con ella y la quieren no se vean afectados: los sentimientos que surgen son de todo tipo, muy intensos y a veces contradictorios. Pasar por ellos es inevitable y lo que debe intentarse es superarlos correctamente.
  • Superar el miedo, la vergüenza, la desesperanza y la culpabilidad es imprescindible para poder ayudar a la recuperación del paciente y no aumentar los problemas en la familia.
  • El miedo: ya no solo a lo que le estará pasando el paciente y a lo que no se pueda recuperar, sino a que pueda hacerse daño a él mismo o a otros (debido a las conductas bruscas y sorprendentes que muchas veces se dan) o a que otros miembros de la familia se vean afectados. Las reacciones defensivas, propias de quien tiene miedo suelen generar más tensión que a su vez perjudican a todos, especialmente al paciente. 
  • La vergüenza: las enfermedades mentales acarrean una imagen social desfavorable y quienes las padecen y sus allegados tratan de mantenerlas ocultas para no verse afectados por ese estigma. Esto puede acarrear una negación de la enfermedad y un aislamiento que es justo lo contrario de lo que le conviene al paciente para su tratamiento y recuperación.
  • La desesperanza: cuando, pese al tratamiento, se comprueba que los problemas persisten, suele perderse toda esperanza y confianza en las recomendaciones de amigos y profesionales, pero arrojar la toalla suele tener consecuencias nefastas para todos. Ajustar las expectativas de mejoría y aprender a aceptar los pequeños cambios puede ayudar a mantener la confianza.
  • La culpabilidad: afortunadamente, tal y como aconsejan los conocimientos actuales sobre esquizofrenia, cada vez son menos los profesionales que culpan a la familia y a las madres. La angustia que generaba pensarse culpable de una enfermedad tan grave se añadía a la falta de estrategias para mejorar las cosas que los profesionales que así pensaban no sabían dar a madres y otros familiares.
Una ayuda inestimable para ayudar a los familiares a superar estas sensaciones es la de los profesionales (cuya actitud fundamental debe ser la empatía) y la de otros familiares organizados en los denominados Grupos de Autoayuda. La información adecuada, precoz y al hilo de cada problema, por parte de los profesionales suele ser la mejor metodología para ayudar a los familiares.

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